Día 0, improvisemos

Rumbo a Irun.
El camino de este autobús, fue realmente impresionante. Toda la costa norte entre pueblos verdes con vacas (amo las vacas), casitas bastante particulares, túneles vegetales no hubo pero me sentía dentro de ellos. Las carreteras de solo una vía de ida y otra de vuelta, de ambos lados arboles y prados tan verdes como puedas imaginar, muchas veces también se divisaban acantilados de vegetación y mar a su máximo esplendor donde la vista se perdía, para todos los amantes de la naturaleza estas vistas son recomendables en el norte de España para hacer una ruta. Mientras yo extasiado estaba mirando a todos lados como si nunca hubiese visto algo así, los demás viajeros dormían perdiéndose todo lo que pasaba a su alrededor, o quizás ya lo tenían muy visto; no estoy muy seguro de poder saciar mi vista de tan hermosa naturaleza.

Luego de 4 horas de camino, llegue a la ciudad, me calce la mochila a la espalda y me fui al centro de la ciudad, a buscar un poco de internet. Necesitaba mandar unas cuantas peticiones de estancia a couchsurfers para ver donde me podía quedar ese día y dedicarle un poco a esta ciudad nueva para mis ojos, tiempo de turisteo salvaje.

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Encontre la oficina de turismo y me atendieron muy amablemente con un mapa y la contraseña del wifi para bombardear a mis posibles anfitriones. Pasadas 4 horas más no tenia respuestas positivas, y comenzaba a entrar la noche en el cielo de Irun, dejando así poco tiempo de reacción para pensar el plan B. En mi mochila cargo una tienda de campaña, quizás esa era la razón de no estar preocupado en mi primer día de viajero.

Llegó la noche, ese estado mental de la tierra al que todos tememos, con los rumores sociales y la zona horaria donde vivimos esto incrementa nuestras paranoias, secuestros, y delincuencia. Pero un ¡momento! Estoy en un lugar donde se supone que esto no pasa, sin embargo la sangre latina corre por mis venas, es inevitable no pensar en que eres foco del mal y todo te va a pasar a ti.

Después de dar vueltas por la ciudad entre calle y calle, preguntar un hostel y decirme 40€, el barato que es de los peregrinos 18€ pero estaba lleno (esta ciudad es parte de uno de los caminos a santiago) seguí caminando hasta topar con un vagabundo detrás de unos matorrales y pensar en hacerle compañia. El frío iba acechando cada paso que daba, y fue allí donde entrada la media noche se me ocurrió entrar al jardín de una casa, rodearla por detrás contra su voluntad y dormir en unas escaleras que bajaban al patio trasero, junto mi mochila me senté a la expectativa de que alguien gritara en euskera (lengua del país vasco) amenazante y me tirara de allí, no paso gran cosa, dormí incomodo, y cubriéndome del frío con mi saco de dormir hasta las 7:31 de la mañana que me fui de nuevo a buscar un bar para tomar algo caliente, recargar el movil, y mandar más solicitudes de couch a Biarritz que es la siguiente parada que deseaba tener.
Rumbo Francia.

A las 9:47 salí del bar como vendaval, pase por un puesto de revistas coloquialmente llamado kiosco, me compre un mapa de carreteras francesas (pensé que podría ser útil, ya que iba a hacer autostop) y continue mi camino a Hendaya la ciudad que limita con Irun del lado Frances del país vasco.

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En algún punto esperaba encontrar una oficina de turismo, pero claro, como iba caminando de España a Francia y entre estas dos ciudades solo están separadas por el puente de Santiago río Dasoa. Me di cuenta que estaba en Francia porque los letreros y carteles de los comercios no estaban en español, y aún así no me sentía fuera de España, pase por una farmacia a comprar un remedio para la tos porque ya no podía aguantar más, y allí confirmé que no estaba en la madre patria cuando me atendió la chica en francés, y como de momento no domino el idioma le pregunte si hablaba ingles, y ella sugirió el español. 3,50€ el remedio de la tos, más barato que en España.

_DSC0068Continuaba yo, caminando con esa mochila que pesaba tanto como un elefante dentro de una boa, o es que no había descansado lo suficiente. Pero allí estaba yo, con mi sonrisa de oreja a oreja tratando de disimularla, y pueden llamarme masoquista pero, pese a haber dormido en la calle el día anterior estaba feliz repitiendo en mi mente: «tu querías una aventura, aquí la tienes». Quizás la química estaba en el aire y un coche se paro con unos chicos que se veían bastante simpáticos y me hicieron señas de que me llevaban pero fue en vano, yo iba en la dirección opuesta a ellos, sonreí y grite: ¡merci! Para continuar caminando. _DSC0069

Camine como 5 km hasta encontrar la oficina de turismo, para tomar un mapa, y preguntar donde estaba la carretera nacional para hacer autostop, que resulto estar unos 5 km más cuesta arriba y no paraba de repetirme: «aquí esta tu aventura».

Continuará…

2 comentarios en “Día 0, improvisemos

  1. jajajajaja… la idea de dormir en el jardín de una casa nunca la descartes, aunque si te recomiendo, habla con las personas solo para que no te terminen sacando… (ojo nunca duermas sobre el suelo directo es buuuurda de incomodo jajajaja)

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